Llegan nanoplásticos a leche materna y al interior de las células

Washington, 20 feb (Prensa Latina) Los nanoplásticos pueden llegar hasta la placenta de las embarazadas, la leche materna y al interior de las células, revelaron varios estudios científicos que alertan hoy sobre las afectaciones a la salud de esos componentes.


De acuerdo una indagación publicada en la revista estadounidense PNAS, en cada botella de plástico de un litro se podían encontrar alrededor de un cuarto de millón de esos componentes que pueden desintegrarse en partes cada vez más pequeñas, permitiendo su inhalación y que sean ingeridos con la comida o la bebida.


Por su parte, varios análisis del Hospital Fatebenefratelli de Roma, en Italia, revelaron microplásticos en la placenta de embarazadas, aunque no pudieron averiguar si habían llegado a los bebés.


En esa misma institución, el pasado año, otras indagaciones también hallaron partículas de plástico en la leche de tres de cada cuatro madres que participaron en el estudio sobre la presencia de esas sustancias.


Otro sondeo de la universidad Libre de Ámsterdam empleó un nuevo método analítico en las muestras de sangre de 22 voluntarios y vieron que, en el 77 por ciento de ellas, había partículas de plástico.


«Si estas partículas son transportadas por células del sistema inmune deberíamos preguntarnos hasta qué punto puede afectar a la regulación de las defensas del organismo o la predisposición a enfermedades inmunológicas», advierte dicho estudio.


Frente a estas alarmas, Jorge Bernardino de la Serna, del Imperial College de Londres, señala que los plásticos utilizados en los mercados puestos en contacto con los alimentos se estudian para que no sean tóxicos, pero el envejecimiento o el efecto de la luz ultravioleta del sol degrada el material y cambia sus características.


«Antes se asumía que los microplásticos seguros podían entrar en el organismo, y después de ingerirlos, se expulsaban, pero al comprobar en las bolsas de sangre trozos de plástico, nos empezamos a preocupar», apuntó.


Recalca, además que, en aquellos plásticos no biodegradables, las partículas se integran dentro de la célula que, cuando se divide, reparte esos componentes entre las nuevas células como hace con el resto de sus constituyentes.


«Eso es preocupante, porque, si no se eliminan, puede llegar a la sangre y de ahí a otros órganos o a los nódulos linfáticos, afectando el sistema inmune, e incluso puede atravesar la barrera hematoencefálica que protege el cerebro», puntualizó.


Un artículo del diario español El País indica que, en la década de 1950, se fabricaban dos millones de toneladas de plástico en el mundo, para 2021 la cifra llegó a 461 millones y las previsiones señalan un incremento de 590 millones de toneladas en 2050.


De esa cantidad, solo se recicla el nueve por ciento, advierte el texto, y sugiere que, incluso aunque se redujera la producción de plástico, las partículas de las toneladas lanzadas al medio ambiente seguirán fragmentándose y viajando a través del aire o el agua durante siglos.